miércoles, 16 de noviembre de 2011

La figura del asesor didáctico de editorial para la formación del profesorado ELE

El pasado sábado, dentro del III Encuentro de la Fundación Comillas, se celebró una mesa redonda donde cinco editoriales expusimos y debatimos sobre la figura del asesor didáctico de editorial como promotor de la formación de los profesores ELE.


A petición de algunos participantes, cuelgo aquí mi intervención con la esperanza de que os sea interesante y, quién sabe, quizá nos permita continuar el debate por este blog.

El asesor didáctico de editorial como coordinador de un espacio compartido de formación docente

Los profesores tienden a formar distintas comunidades de formación en torno a la o las editoriales que, desde su punto de vista, les dan una mayor confianza en cuanto a su rigor académico o sienten que les proporcionan una mayor calidad en sus libros y en sus propuestas didácticas y que estas son llevables a sus clases.  A su vez, las editoriales se apoyan en estas comunidades de formación para recopilar información, tomar contacto con las diferentes realidades docentes, probar sus materiales y propuestas didácticas, evaluar los resultados de sus esfuerzos, etc. En estas comunidades de formación docente, creadas en torno a cada una de las editoriales, la figura del asesor de editorial cumple un papel fundamental de coordinación, ya que es el responsable de puertas a dentro de informar de las inquietudes de los profesores y estudiantes y guiar, por tanto, las líneas editoriales y de puertas a fuera de contactar, informar, aprender y comprender, etc.


La funciones del asesor de editorial son, resumiendo mucho, cinco:

-       Recopilar. El asesor sale de la editorial y, en los distintos encuentros con profesores, descubre y revisa constantemente la demanda que tienen los profesores y profesoras en los distintos contextos educativos y de formación para la elaboración de los próximos manuales y materiales didácticos.
-       Reflexiona. Asimismo, tiene la obligación de estar en un constante proceso de investigación y estar al tanto de las últimas tendencias en la teoría de la adquisición de lenguas extranjeras. Debe conocer las últimas investigaciones didácticas y promover su aplicación práctica en los manuales. Siempre y cuando, claro está, estas tendencias no sean puras modas, sino que tengan un sustento científico.
-       Divulgar. Es la persona encargada de presentar de forma concreta y casi tangible a los profesores y profesoras de cómo se plasman esas innovaciones en las secuencias didácticas que se elaboran en los departamentos de edición, mediante su presencia en presentaciones editoriales y ferias.
-       Facilitar. Debe colaborar con los profesores y profesoras que quieren arriesgarse e innovar y crear, mediante la presentación, en cursos de formación y conferencias, de las pautas para la correcto uso de los libros, teniendo en cuenta las especificidades de cada contexto educativos.
-       Sugerir. Así mismo, en su papel de coordinador de su comunidad de docentes, debe proponer y debatir didactizaciones personalizadas mediante las propuestas de talleres de formación.

Consideremos la figura del asesor como beneficioso para la propia editorial. Imaginemos una editorial que prescindiera, no ya solo de la figura del asesor, sino de alguna de su funciones. Si algo de razón tengo en lo expuesto antes, una editorial:

-       Sin la función de recopilación de la información de las necesidades de los profesores y profesoras, crearía manuales y materiales didácticos al margen de las exigencias del aula. Impondría a la comunicad docente una línea didáctica con la arrogancia de presumir tener un conocimiento superior a lo que cada profesor necesita en su aula.
-       Sin la reflexión que conlleva la investigación didáctica, una editorial se quedaría estancada, repetiría (con los cambios lógicos de imagen) únicamente las líneas de éxito pretéritas sin adaptarse al presente y, sobre todo, sin prepararse para el futuro.
-       Sin una figura de divulgador y de promotor, dejaría a la comunidad docente y educativa sin acceso a las líneas de investigación o el acceso a los materiales didácticos que supuestamente recogen sus necesidades.
-       Sin su misión facilitadora, se quedaría sin la obligación profesional de reciclarse didácticamente y autoformarse, lo que podría llevar, de nuevo, a quedarse obsoleta y vivir al margen de la realidad del aula.
-       Sin la necesidad de concurrir a eventos de formación didáctica ELE para sugerirles a laos profesores y profesoras, la editorial se quedaría sin la posibilidad de acceder al feedback, al conocimiento de las necesidades de los profesores y, por lo tanto, sin el sustento de su labor en la innovación editorial.

Pero pensemos también en positivo, en los beneficios que confiere la asistencia a los eventos en los que los asesores participan para los profesores en cuanto a su formación didáctica:

-       Si los profesores y profesoras conocen los materiales didácticos que se han elaborado recogiendo las inquietudes y necesidades de un amplio abanico de docentes, se amplían los límites de su competencia docente, ya que se ven enfrentado a  una diversidad de contextos, ámbitos y situaciones de aprendizaje distintos, con soluciones y propuestas también variadas.
-       Si participan en los talleres que imparten los asesores de editoriales, acceden no solo a las últimas investigaciones didácticas, sino que entran en el proceso de reelaboración de la información para convertir los saberes teóricos en habilidades prácticas y concretas.
-       Esto, claro está, si acuden a las presentaciones editoriales, que les permitan analizar los libros más allá del estereotipo o la imagen que una editorial pueda haber creado de sí misma.
-       Si participan en los cursos de las editoriales, amplían la variedad de técnicas de enseñanza ya que se ven expuestos a lo que otros profesores en otros contextos realizan también con éxito.
-       Si intervienen en talleres de las editoriales, pueden mostrar sus puntos de vista, describir sus inquietudes y demandar las líneas editoriales que consideran necesarias para sus realidades de aula.

Como vemos, una figura esencial en esas comunidades sociales de formación ELE, que se sustentan y tienen su sentido con la interacción cooperativa entre docentes y asesores.


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